Soy una enamorada del País Vasco, lo reconozco. Me encanta la geografía, la comida, la gente, el idioma, los campos y sus animales, la ciudad y sus bares. La genealogía sigue siendo importante pero ya pasó a segundo plano; los amigos que fuimos haciendo en nuestros viajes hoy tienen prioridad. En cierta forma nos fuimos haciendo al lugar, conociendo a los vecinos y a sus perros, manejando por rutas secundarias transitadas por tractores, ovejas y vacas, aprendiendo que el vino de Irouleguy sólo lo toman los turistas!
El 2 de septiembre llegamos a Madrid y esa misma noche nos encontramos en la Plaza Santa Ana con Conchi Ainciburu y su esposo Juan Carlos. Al mejor estilo madrileño fuimos de bar en bar probando distintos vinos y tapas. Al día siguiente retiramos el coche y manejamos directo a Ossès previa parada en el súper de Burgos donde compramos bastante comida y alguna que otra botella de vino.
Lucien, un vecino que nos daría las llaves de la casa, nos esperaba con un petit aperitif acompañado de su simpática sonrisa y buena dispocisión para lo que necesitáramos durante nuestra estadía. Al llegar nosotros llamó a su amigo Jean-Baptiste para que viniera a vernos y a charlar un poco. Qué manera de sufrir con el francés, era como si hubiese tenido una piedra en los oídos; no entendía nada y pensé en que nunca dominaría este idioma. Lo único a mi favor era la excusa que Lucien hablaba rápido.
Al día siguiente me levanté temprano, abrí los postigos de la parte de atrás de la casa y no vi las ovejas, ni una. Dónde estaban? Fui a la cocina a preparar unos mates, abrí los postigos y vi a las vacas del vecino. Por lo menos ellas estaban allí, echadas en el pasto y disfrutando el sol otoñal.
Para comenzar con la genealogía fui directo a Ahaxe para ver si podía encontrar unos documentos importantes que me permitirían confirmar o descartar la conexión entre dos familias. Tuve la mala suerte que la mujer que estaba allí no sabía nada de los documentos porque estaba reemplazando al encargado y el intendente del pueblo estaba de viaje. Igualmente me dejó ver todos los registros que pudo encontrar pero no supo dónde buscar los censos del pueblo. Aproveché el tiempo para visitar la iglesia y el cementerio. Aquí encontré la tumba de la familia PUCHULUTEGUY de Ahaxe.
Valcarlos es un pequeño pueblo situado en la frontera entre Francia y España a sólo 7Km de St. Jean-Pied-de-Port y donde se registraron naciemientos de Puchulus. Las trancripciones de estos están disponibles en los CDs de los Mormones pero como la experiencia nos dice que podemos encontrar más datos en los originales, quise ir en persona a fotografiar los registros.
Antes de viajar me comuniqué telefónicamente con el cura de la iglesia de Valcarlos y le conté que me dedicaba a la genealogía y que iba a hacer un viaje al País Vasco. Le pregunté si podía ver los libros y de ser así qué día podía ir. Me dijo que él estaba a cargo de varias iglesias de la zona y que lo mejor era comunicarme directamente con la secretaria de Valcarlos. Él me dio su número de móvil y me dijo que la llamaría para ponerla al tanto .
Desde Ossès me comuniqué con la señora y al día siguiente fuimos para Valcarlos. Allí encontré a Marie Carmen, parada en la puerta de la iglesia. Una mujer súper simpática y predispuesta a ayudarme. Los libros están en un estado espectacular, sin manchas ni hojas rotas. Hablando de todo un poco me contó que su suegra era PUCHULU y me llevó al cementerio a ver su tumba. Héte aquí que conecté a la difunta con mi árbol y que terminamos siendo parientes con la secretaria. El mundo es un pañuelo!
Varias veces pregunté en los grupos de genealogía dónde estaban los registros religiosos posteriores a 1789 y obtuve diversas respuestas que no me condujeron muy lejos. Un buen día doy con la página web de la Diócesis de Bayonne y allí encuentro que el presbytère de St. Jean-Pied-de-Port comprendía las iglesias de los pueblos de mis ancestros. Les escribí una carta para preguntar si allí tenían registros pero lamentablemente nunca obtuve respuesta.
Para los amantes de la genealogía, los presbytères o casas parroquiales son una importante fuente de información. Allí se conservan los registros eclesiásticos labrados después de la revolución francesa los cuales pueden aportar datos omitidos en las actas civiles.
Fui en persona al presbytère con toda la esperanza de ver viejos libros que tuvieran mi apellido escrito en sus páginas. Me atendió una señora que muy amablemente me dijo que el cura encargado se había retirado y el nuevo todavía no había llegado. Puedo tener tanta mala suerte?
Lo bueno es que el nuevo cura llegaría al día siguiente!
Volví a las diez de la mañana, abrí la puerta y con ese cantito típico francés dije 'Bonjour'. Allí estaba el nuevo cura, Dominique Cornu, al cual le conté mis inquietudes genealógicas y me explicó que como recién llegaba todavía no conocía el contenido de los registros permanentes de este presbytère pero que con gusto se iba a fijar y que tendría una respuesta en 24hrs. Fantástico, no? Resultó ser que los registros que yo buscaba estaban en el presbytère de St. Jean-le-Vieux y que este también conservaba libros de bautismo, matrimonio y defunción de pueblos aledaños como Ahaxe, Lecumberry y Mendive.
El gran impedimento de estos pequeños pueblos del País Vasco es la restricción de días y horarios de operación y cuando uno está de vacaciones, los días nunca son suficientes. Cuando llegué al presbytère de St. Jean-le-Vieux y hablé con el encargado, me dijo que ya cerraba pero que podía volver la semana siguiente. Ufffff! Lo bueno es que pude volver y ver los registros mientras que el cura me contaba sobre los familiares que tenía en Argentina, de su viaje y cuánto le había gustado el país :)
Uno de mis antepasados, Pierre PUCHULUTEGUY (1802-1869), era molinero y trabajaba en el Molino Larre de un barrio de Ossès llamado Exave. Esta zona de Ossès es ahora el pueblo St. Martin d'Arrossa. Al comentarle esto a mi amigo Lucien, nativo del lugar, me cuenta que el molino todavía está en pie y en funcionamiento y que es comunmente conocido como el molino d'Iriart d'Etsaba dado que el nombre Berrhoko no les satisface a los locales. Como no podía ser de otra manera, fuimos a visitarlo. Encontramos una casa típica vasca, paredes blancas y ventanas con postigos rojos. La gran diferencia es que por debajo pasa un canal de agua dado que a unos 400 metros de la casa está el río con unas compuertas que permite la derivación de agua hacia el molino.
Cuando leía las actas y veía que alguien vivía o trabajaba en un molino, imaginaba el típico molino de viento, ese esquelético de aspas chicas tan típico en la provincia de Buenos Aires y no el de agua con su típica y antigua rueda de madera. Aclaro que este perdió la rueda y fue acondicionado con una máquina eléctrica. Cualquiera sea el motivo quedé sorprendida al verlo y disfruté imaginando que allí estuvo hace casi un siglo un tío abuelo mío.
Anualmente y a beneficio de las Ikastolas, escuelas en euskera, el pueblo de Sare prepara un almuerzo para unas 300 personas. La gente dona la comida, las bebidas, los postres, el servicio y todo lo necesario para hacer un almuerzo exitoso y recaudar dinero con la venta de las entradas. El aperitivo se toma en la plaza principal, donde se encuentran los locales, y el almuerzo se hace en el trinquete. Las entradas se obtienen con anticipación ya que al ser por una muy buena causa hay mucha demanda y se agotan rápido. La suerte fue nuestra cuando unos amigos nos ofrecen acompañarlos a experimentar algo tan típico de la zona y distinto para nosotros.
Qué es el mechoui? es cordero a las brasas preparado de acuerdo a un estilo típico del norte de Africa, específicamente Algeria y Marruecos. Se construye una cerca metálica provista de caños donde cuelga la carne y en el piso se colocan las brasas que cocina lentamente la carne. El calor es indirecto y el resultado es sensacional!
Para la reunión anual de la asociación de genealogía vasca Antzinako nos reunimos en Elorrio, una hermosa ciudad de la provincia de Bizkaia. Muchos de sus habitantes habían emigrado y hecho fortuna en América y al regresar construyeron magníficas casas. Poco después de las 11 de la mañana nos encontramos en la plaza Gernikako Arbola y dimos un paseo observando antiguas mansiones y a los locales en un parque preparando la comida para una fiesta. De allí fuimos en coche hasta la Necrópolis de Argiñeta, una hermita con un antiguo cementerio que cuenta con 20 sarcófagos, unas cuantas estelas discoidales y una triangular que datan de los siglos VII al XIII.
Luego fuimos a celebrar la asamblea oficial de la asociación al bar Etxebarria en la localidad de Atxondo, un lugar hermosísimo, rodeado de verdes montañas. Mientras los miembros estábamos discutiendo varios puntos al mismo tiempo sin poder escuchar lo que decía el otro, fuera del bar se casaban un chino y una vasca (vaya a saber uno cómo se conocieron estos dos y cómo cuernos se comunicaban los suegros) y se formalizaba la Asociación de Consortes de Socios de Anztinako (ACSA) formada por los cónyugues de miembros que aunque no se dediquen a la genealogía nos acompañan a todos lados.
El almuerzo tuvo lugar en el restaurante Makatzeta donde comimos un excelente rape pasando unas cuantas horas a gusto y donde algún que otro miembro de ACSA durmió una siesta en el coche!
Los caminos principales de Iparralde son hermosos pero de vez en cuando hay que adentrarse por los secundarios, esos angostos que no sabés adónde te llevan. Así fue como desde Mendive, después de una frustrada búsqueda de la casa Puchulu, fuimos hasta Béhorléguy y justo detrás de la iglesia vimos un pequeño camino. Este se hacía más angosto a medida que subía la montaña y las ovejas, vacas y caballos caminaban libre y lentamente hasta el punto que tuvimos que parar y esperar que las gordas -léase las vacas- se corrieran al costado. La neblina era tan densa que no se veía nada. Cruzamos la montaña y terminamos en un nuevo valle, en el pueblo de Alçay y en otra provincia vasca: Zuberoa. Nos llamó mucho la arquitectura de esta provincia, muy distinta al blanco, rojo y verde de Baja Navarra, Lapurdi y Gipuzkoa o los caseríos de piedras tan típicos de Bizkaia. Zuberoa tiene un estilo más 'afrancesado'. Pero como nada sé de arquitectura mejor me callo y te invito a ver las fotos!
Este es un día en cual el casco antiguo de la ciudad se transforma por completo al recibir más de 100.000 personas para presenciar la competencia de traineras en la Bahía de la Concha. Una tradición que data desde 1879 y que se celebra los dos primeros domingos de septiembre.
La gente, vestida con los colores tradicionales de su equipo, se acumula en el monte Urgull, en la isla y en el muelle que son los lugares con mejor vista hacia la bahía. Desde allí se sigue la carrera, se degusta una buena sidra y se disfruta del día hasta la hora del almuerzo.
Circular por el casco antiguo es toda una hazaña e intentar entrar a un bar una odisea. Es tanta la gente en la ciudad abarrotando los restaurants y bares que la mayoría opta por llevarse la comida en el bolso y almorzar en un parque o bien en el piso, si es que hay espacio.
Un atardecer espectacular para caminar. Al salir lo encontramos a Jean-Pierre Ansola, vecino de Ainciburia, en su tractor y le preguntamos si podíamos pasar por sus terrenos y saludar a las ovejas. Sonrió y nos dijo que sí, por supuesto! El camino fue un semi círculo que terminó en la ruta principal que conducía directamente a la casa Ainciburia donde nos hospedábamos.
Escuchaste eso? me preguntó Hugo. En la zanja encontramos un gatito muy chiquito, sucio y que lloraba sin parar. Lo levantamos, nos miramos como diciendo 'y ahora qué cuernos hacemos con el gato?' y lo llevamos a casa.
Tomó leche fresca, le ronroneó a Hugo un buen rato y cuando llegó la hora de dormir lo pusimos en una caja de zapatos en nuestra habitación. A la mañana siguiente me despierto, pienso en el gato y no escucho nada, se murió el gato! No, estaba en su cajita durmiendo como un bebé. Un amor el minino.
Así pasó tres días con nosotros hasta que lo vuelvo a ver a Ansola, le cuento la historia y le pregunto qué podía hacer con el gato; había algún lugar para dejarlo (justo en el campo!)? Él, muy tranquilo, me preguntó cómo era el gato y dónde lo había encontrado. Resultó ser el gato de la hija. Acto seguido, el gato se fue con Ansola en el tractor!
Un domingo a la mañana camino al centro de Ossès. Alicia, Ana, Cecilia acompañadas por Lur, la perrita de Alicia e Ilun , una perra muy cariñosa del vecino. Hugo en off sacando la foto! Nota:lur significa tierra en euskera e ilun es oscuro.